Giras dando vueltas en el mismo lugar
imperceptible a tu andar
sólo se escuchan ecos de un hábito
que no te vuelve sano.
Más de mil veces repetiste
que no iba a volver a suceder
pero el espiral del silencio
te ha señalado lo que no debes hacer.
Equivocarse cuesta caro
condena a largo plazo
que te irrita por provocar
un inmenso vacío que no puedes acabar.
Rutina que un día optaste por hacer
con el fin de que tus días
sean más fáciles de recorrer.
1 comentario:
¿Todos pagamos la condena inherente a equivocarnos?
Interesantes letras, sigo chusmeando tu blog.
Saludos
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