domingo, 1 de febrero de 2009

Encadenada




Giras dando vueltas en el mismo lugar

imperceptible a tu andar

sólo se escuchan ecos de un hábito

que no te vuelve sano.


Más de mil veces repetiste

que no iba a volver a suceder

pero el espiral del silencio

te ha señalado lo que no debes hacer.


Equivocarse cuesta caro

condena a largo plazo

que te irrita por provocar

un inmenso vacío que no puedes acabar.


Rutina que un día optaste por hacer

con el fin de que tus días

sean más fáciles de recorrer.


1 comentario:

Silvio dijo...

¿Todos pagamos la condena inherente a equivocarnos?

Interesantes letras, sigo chusmeando tu blog.

Saludos