sábado, 16 de agosto de 2008

El Nuevo Periodismo




Hoy los invito a conocer a través de un breve resumen que preparé del libro “El nuevo periodismo” a uno de los periodistas que más me gusta: Tom Wolfe.

El Nuevo Periodismo

1. El juego del reportaje

Tom Wolfe –reconocido periodista a nivel mundial- relata que antes el sueño de todo redactor era escribir su propia novela.

Había una competencia oculta entre periodistas de prensa. Esa peculiar forma de competencia se llamaba pisotón. Los especialistas del pisotón luchaban con sus colegas de otros periódicos, o servicios informativos, para ver quién conseguía una noticia primero y la redactaba más deprisa: cuanto “mayor” fuera la noticia, es decir, estuviera relacionada con temas de poder o de catástrofe, mejor. Tendían a ser lo que se llama “especialistas en reportajes”. Consideraban el periódico como un motel donde se pasaba la noche.

El objetivo era conseguir empleo en un periódico, conocer “el mundo”, acumular “experiencia” luego, dejar el empleo, trabajar día y noche e iluminar el cielo con el triunfo final: La Novela.

El “reportaje” lo incluía todo, desde los llamados “brillantes” hasta “anécdotas de interés humano”. Los temas de reportaje proporcionaban un cierto margen para escribir.

Los periodistas de pisotón no reconocían abiertamente que existiese competencia entre ellos. Sin embargo, convivían con una gran dosis de envidia oculta.

La Novela era un fenómeno psicológico, parecía el último de uno de aquellos de fenomenales golpes de suerte.

Hacia los años cincuenta La Novela se había convertido en un torneo de amplitud nacional.

Al comenzar los años sesenta, un nuevo y curioso concepto había empezado a invadir en la esfera profesional del reportaje. Este descubrimiento, consistiría en hacer posible un periodismo que… se leyera igual que una novela. Parecería como un homenaje a la tan ansiada Novela.

2. Igual que una novela


En otoño de 1962 a Wolfe se le ocurrió hacer un ejemplar de Esquire. El trabajo comenzaba con el tono y el clima de un relato breve, con una escena más bien íntima.

Con unos cuantos retoques todo el artículo podía leerse como un relato breve. Había hilación de escenas. El artículo se podía transformar en un cuento con muy poco trabajo.

Su autenticidad era el tipo de información que manejaba el reportero.

La resolución elegante de un reportaje era algo que nadie sabía cómo tomar, ya que nadie estaba habituado a considerar que el reportaje tuviera una dimensión estética.

Breslin convirtió en una costumbre el llegar al escenario mucho antes del acontecimiento con el fin de recoger material ambiental, el ensayo en el cuarto de maquillaje, que le permitieran crear un personaje. De sus modus operandi formaba parte el recoger los detalles “novelísticos”.

Los profesionales de la literatura no captaron este aspecto del Nuevo Periodismo, a causa del supuesto inconsciente por parte de la crítica moderna de que la materia prima está sencillamente “ahí”. Es lo que está “dado”. Le ha tocado al Nuevo Periodismo llevar esta extraña cuestión de la crónica a primer plano.

Era posible escribir artículos muy fieles a la realidad empleando técnicas habitualmente propias de la novela y el cuento. En periodismo, se podía recurrir a cualquier artificio literario y emplear muchos géneros diferentes simultáneamente para provocar al lector de forma intelectual y, a la vez, emotiva.

A Wolfe le impactó la idea de arrancar un artículo haciendo que el lector, a través del narrador, hablase con los personajes. Así, este periodista comenzó a escribir sobre él en tercera persona.

La voz del narrador era uno de los grandes problemas en la literatura de no-ficción. La tradición británica de los escritores de no-ficción apuntaba a un “fondo neutral”. La elipsis era la cuestión. Al principio de los años sesenta la elipsis se había convertido en un auténtico tapiz mortuorio.

Para evitar esto, el periodista no vacilaba en recurrir a cualquier cosa.

No hay ninguna ley sobre que el narrador tenga que hablar en beige o en el dialecto de los malos periodistas de Nueva York.

El fin era crear la ilusión de ver la acción a través de la mirada de alguien que se halla realmente en el escenario y forma parte de él, más que hablar como un narrador beige.

Wolfe empezó a considerar este procedimiento como la voz de proscenio como si los personajes que se hallan en primer término del protagonista estuvieran hablando.

Con las descripciones hacía lo mismo. Con frecuencia Wolfe cambiaba el punto de vista en mitad de un párrafo o incluso de una frase.

Según el autor, hay 3 puntos de vista: el punto de vista del personaje principal, el punto de vista de las personas que la están mirando y el del propio periodista.

A mediados del sesenta, Wolfe tenía la sensación de hacer cosas que nadie nunca había hecho antes en periodismo. Estaba traspasando los límites convencionales del periodismo en lo que se refiere a la técnica. La forma de recoger material era mucho más ambiciosa. Se fomentó la costumbre de pasarse días enteros con la gente sobre la que se escribía. Se tenía que reunir todo el material que un periodista persigue… y luego ir más allá todavía.

La idea consistía en ofrecer una descripción objetiva completa. La vida subjetiva o emocional de los personajes. Por eso es por lo que resultó tan irónico que la vieja vanguardia del periodismo y literatura empezase a tachar a este nuevo periodismo de “impresionista”. Había una gran profundidad de información.

Con el tiempo, los periodistas del Nuevo Periodismo fueron acusados de “meterse en la mente de los personajes”… Y de eso se trataba!

Características Principales del Nuevo Periodismo: uso abundante de puntos, guiones, signos de exclamación, cursivas y ocasionalmente figuras de puntuación que no se habían empleado nunca : : : : : : : : : y de interjecciones, gritos, palabras sin sentido, onomatopeyas, mimesis, pleonasmos, empleo continuo del presente histórico, etcétera.

La tipografía realmente parecía distinta. Wolfe confiesa que se divirtió mucho empleándolos. Estas características contribuían a crear la ilusión de que una persona no sólo hablaba sino también de que una persona pensaba.

Hacia 1966 las parodias de su estilo comenzaron a llegar en tromba.

Este nuevo estilo hizo concebir grandes ideas acerca de un periodismo nuevo.

3. Tomando el poder

Wolfe no sabe precisar quien ni cuando se concibió la etiqueta de “Nuevo Periodismo”. Fue a finales de 1966 cuando se oyó hablar por primera vez de la gente del “Nuevo Periodismo” en las tertulias. El “Nuevo Periodismo” no era un “movimiento”.

En la época, mediados los años sesenta, uno sólo se daba cuenta de que por arte de magia existía una cierta agitación artística en el periodismo. Incluso un par de novelistas estaban metidos en aquello.

Hacia 1966 el Nuevo Periodismo había cobrado ya su tributo literario y al contado: esto es, amargura, envidia y resentimiento.

Necesitaban creer que esta nueva forma no era legítima… era una “forma bastarda”.

El trastorno de los profesionales del periodismo no constituía ningún misterio. Eran poco más que simples practicones que se resistían a la innovación. La oposición literaria, no obstante, era más compleja. Había provocado pánico. Durante todo el siglo veinte la clase inferior la constituían los periodistas. Se les consideraba principalmente como operarios pagados. Los escritores independientes ni siquiera formaban parte del escalafón. Eran el lumpenproletariado.

Y de improvisto, a mediados de los años sesenta, he aquí que surge una horda de miembros de ese lumpenproletariado que se permiten ignorar las categorías literarias que han estado forjándose durante casi un siglo.

En 1966 empezaban a hablar de la no-ficción como de una forma literaria seria.

Gente de todas clases leía el libro de Truman Capote llamado A sangre fría. Capote no lo llamó periodismo, afirmó que había inventado un nuevo género literario, “la novela de no-ficción”. A pesar de eso, su éxito dio al Nuevo Periodismo, como pronto se le llamaría un impulso arrollador.

Capote se pasó cinco años reconstruyendo la historia. En 1966 empezaron a verse proezas en el campo del reportaje espectaculares. Había surgido una casta de periodistas que poseían el coraje de hablar a su manera metidos en cualquier ambiente. Al igual que el libro de Capote, Paper Lion fue leído por personas cuyo gesto era de todos los niveles.

Hacia 1969 no existía nadie en el mundo literario que se permitiese desechar llanamente el Nuevo Periodismo como un género literario inferior. Los propios escritores experimentaban ya las emanaciones del nuevo Poder. El Nuevo Periodismo resultaba ser un realismo detallado.

Los años sesenta constituyeron una de las más extraordinarias décadas en la historia de Norteamérica en lo que a costumbres y éticas se refiere. Estas costumbres y éticas cambiaron al país.

En los años 60 en Nueva York y California los novelistas parecían retroceder ante la vida de las grandes ciudades en su totalidad.

Los Nuevos Periodistas –Paraperiodistas- tenían todos los años sesenta locos de Norteamérica, obscenos, tumultuosos, mau-mau, empapados en drogas, rezumantes de concupiscencia, para ellos solos. Los Nuevos Periodistas tenían la posibilidad de hablar de la realidad social debido a que los novelistas no se animaban.

En 1969 los escritores de revista habían alcanzado una ventaja técnica sobre los novelistas.

En los años sesenta los periodistas aprenden las técnicas del realismo a base de improvisación. La “comunicación emotiva” tenia la capacidad para “apasionar”.

Esta fuerza extraordinaria se derivaba principalmente de sólo cuatro procedimientos:
Este era el fundamental y consistía en la construcción de escena por escena recurriendo lo menos posible a la mera narración histórica.
Registrar el diálogo en su totalidad. Los escritores de revistas aprendieron a base de tanteo que el diálogo realista capta al lector de forma más completa que cualquier otro procedimiento individual. El diálogo realista afirma y sitúa al personaje con mayor rapidez y eficacia. Los periodistas estaban trabajando con el diálogo como totalidad.
“Punto de vista en tercera persona”: para dar al lector la sensación de estar metido en la piel del personaje.
Este procedimiento ha sido siempre el que menos se ha comprendido. Se trata de los detalles simbólicos que pueden existir en el interior de una escena. Simbólicos del status de la vida de las personas en sentido amplio a través del cual las personas expresan su posición en el mundo. En él radica la esencia misma de la capacidad para “absorber”.


El periodista de la nueva forma tiene la ambición de mostrar al lector la vida real. Mientras que los novelistas abandonaban la tarea enteramente, los periodistas continuaban experimentando con todos los procedimientos del realismo.

El Nuevo Periodismo no puede ser ignorado. Desaparecen las desigualdades, el baile está abierto a todos… y de tan glorioso caos puede surgir de la forma más inesperada algunos Cohetes Titulares Periodísticos que inflamarán el cielo.


Apéndice

1. La primitiva condición de la novela

El Nuevo Periodismo simplemente “excita” a la gente.

El deber de la literatura seria es el de proporcionar una instrucción moral. Este concepto había florecido en el siglo XVII, cuando la literatura estaba considerada como una rama de la religión o la ética. La literatura debía “requerir el ejercicio del pensamiento”. Debía tratar sobre verdades eternas y personajes con grandeza. Igual que hoy el Nuevo Periodismo, las novelas parecían fracasar en todos los test decisivos. Se interesaban en la “simple diversión” y eran “superficiales” por lo que resultaban Vulgares.

Se tachaba al Nuevo Periodismo de “prosa chillona” y “prosa apresurada sobre gente ilógica”, gente que carece de talla y de grandeza.

Pero según Wolfe, nadie podía apoyar la acusación de que el Nuevo Periodismo había eludido la responsabilidad de “evaluar la materia prima” ya que todos los Nuevos Periodistas dedicaban un gran tiempo al análisis y la evaluación de su materia prima.

2. ¿Es el Nuevo Periodismo realmente nuevo?

No.

La persona que pregunta si el Nuevo Periodismo es realmente nuevo suele dar nombres de escritores que a su juicio ya lo hicieron todo años atrás. La debida inspección descubre que estos escritores acostumbran a pertenecer a una de esas cuatro categorías: 1)no escribían no-ficción en absoluto; 2) eran ensayistas tradicionales, que apenas recogían material “vivo” y empleaban pocas, si es que lo hacían, de las técnicas del Nuevo Periodismo; 3) autobiógrafos; 4) Caballeros Literatos con un Asiento en la Tribuna. Las dos últimas categorías merecen alguna ampliación.

AUTOBIOGRAFÍA. Esta palabra data de fines del siglo XVII. Es la única forma de no-ficción que ha tenido los poderes de la novela. El autobiógrafo presenta cada escena desde el mismo punto de vista (el suyo). Al autobiógrafo se le permite presentar diálogos del pasado con extenso detalle.
Muchos reporteros que practican el Nuevo Periodismo emplean un marco autobiográfico. El Nuevo Periodismo se ha definido muchas veces como un “periodismo subjetivo” por esa precisa razón: el escritor se mantiene en todo momento en primer término. El caso es que los mejores logros se han conseguido con narración en tercera persona.

A finales de los sesenta la noción de “subjetividad” reapareció de otro modo. El término de “Nuevo Periodismo” empezó a ser confundido con el “periodismo de tendencia”. Esta fase ya parece superada.

LOS CABALLEROS LITERATOS CON UN ASIENTO EN LA TRIBUNA. Este es un anciano y honorable tipo de ensayista cuyo trabajo difiere del Nuevo Periodismo en la cuestión crucial de cómo recoge su información. Por lo general no trabaja de cerca, ni del modo adecuado, como para emplear los procedimientos en los que se basa el nuevo género.

La tradición caballeresca en la no-ficción se resume en la frase de “ensayo refinado”.

El caballero Literato en la Tribuna asume una postura caballeresca en la tribuna. Raras veces emplean un punto de vista o diálogo como no sea del modo más superficial. En su mayor parte proporcionan “descripción gráfica” más sentimiento. Tienen repugnancia a sacar el cuaderno de notas y franquear la línea refinada y atravesar las puestas donde pone Prohibido el Paso.

CANDIDATOS NO DEL TODO MALOS. A pesar de esto, se puede retroceder en la historia de la literatura y hallar ejemplos de no-ficción escritos por reporteros, y no autobiógrafos o caballeros literatos en la tribuna, que muestran muchas características del Nuevo Periodismo.

La escuela de “reportaje” de los años treinta tenía en mente un nuevo periodismo tan compacto como al que Wolfe se ha estado refiriendo. Fue en la revista Life publicada en 1944 cuando se encontró el primer antecedente directo del Nuevo Periodismo de nuestros días.

3. La fisiología del realismo (Una predicción)

Esta nota no atañe a la historia sino al futuro próximo. Durante las próximas décadas las experiencias en este campo se concentrarán en la creatividad. Parte de lo que descubrirán sobre los poderes de la palabra escrita será (predigo) lo siguiente:

La imprenta es un medio indirecto que tiende más a estimular los recuerdos del lector que a “crear” imágenes o emociones. El recuerdo que guarde el lector es inducido a completar lo que falta.

Esta operación fundamental –estimular la memoria de lector- ofrece algunas ventajas únicas y casi maravillosas. La memoria humana parece constituida por grupos de datos significantes. Estos grupos de memoria combinan a menudo una imagen completa y una emoción. Los escritores más dotados son aquéllos que manipulan los grupos de memoria del lector de forma tan exquisita que recrean dentro de la mente de éste todo un mundo que vibra con las propias emociones reales del lector. Los acontecimientos únicamente se producen en la página, en la letra impresa, pero las emociones son reales.

Sólo ciertos procedimientos específicos pueden estimular o disparar la memoria de esta forma exquisita, sin embargo dos de estos procedimientos, escenas y diálogos, se pueden gobernar mejor en película que en letra impresa. Pero los otros dos, punto de vista y relación de la categoría social de vida, funcionan mucho mejor en letra impresa.

Las películas resultan casi tan falsas en lo que se refiere a la condición social de vida. En letra impresa un escritor puede presentar un detalle de vida social y luego darle un codazo (ejemplo: subrayar) al lector para asegurarse de que conoce su significación, y todo eso parece muy natural. Desde el momento en que el cineasta no puede darle codazos al público, suele acabar dándole a sus detalles sociales un énfasis desmedido.

4. Trabajo de preparación

No existe una historia de cómo ha evolucionado el trabajo de preparación de un reportaje. El modo de recoger el material que ahora se da en el Nuevo Periodismo arranca probablemente con la literatura de viajes de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX.

Muchos de los escritores de viajes parecen haber sido inspirados por el éxito de las autobiografías. Su idea era de crear una autobiografía ellos mismos a base de dirigirse a países extranjeros en busca de color y de aventura.

Las personas que se vuelven excesivamente (ejemplo: “Tengo la reputación de ese hombre en mis manos”) sensibles nunca podrán asumir el nuevo estilo de periodismo.

Un escritor necesita el ego suficiente como para convencerse de que no debe comprometer su propio trabajo.

Fuente: El nuevo periodismo, Wolfe, Tom, Editorial Anagrama, Edición 2006.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Y cuales son las caracteristicas del Nuevo Periodismo? segun Tom Wolfe? saludos