domingo, 15 de febrero de 2009

Pérdidas




Popularmente el 14 de febrero se conoce como el día de San Valentín.


Una excusa linda para festejar el amor, aquél sentimiento que nos une a nuestro ser amado.

Personalmente (porque como es el lema de este blog “Es lo que hay para mí”) esta fecha representa un aniversario duro… la pérdida de un ser querido.

Es impactante observar qué puede causar en nosotros la muerte. Si bien es parte de la vida, es algo para lo cual no estamos preparados –creo que para lo único- y le tememos, la sufrimos, la maldecimos y, en muchos casos, no la podemos comprender.

Así te sacuden las pérdidas y cuando hablo de pérdidas no me refiero solamente a la muerte sino a un hueco irremplazable que creemos y del cual sufrimos porque pensamos que ya no va a volver a estar.

Hay pérdidas de todo tipo: de confianza, de autoestima, de una pareja, de un amigo, de un familiar… en fin son innumerables pero todas con una característica en común: Nos generan un conflicto interno que parece no encontrar respuestas frente al deseo fallido de pretender que en algo tan impredecible como es el destino se consume aquella esperanza e ilusión de imaginar que algo puede ser PERMANENTE.


Aferrarse a algo que no existe es negar la existencia de lo fortuito, de temer a que un cambio –cual sea su dimensión- sea capaz de paralizarnos y nos lleve a navegar en un mar de dudas.

Así de conflictiva resulta ser la mente humana. Resolutiva en muchos casos, autodestructiva en otros… tendencias opuestas por las que necesariamente tenemos que transitar para lograr finalmente un aprendizaje, una nueva perspectiva para afrontar lo que viene.

Porque de eso se trata cada uno de nuestros días… escenarios a los que salimos y a veces dejamos todo, otras resultan convencionales y están aquellos que intentaremos creer que son para el olvido… frase que repetimos constantemente para negar un recuerdo.

Soy de las que creen que el olvido no es más que una palabra que decora algo que está en nuestra memoria pues de lo contrario… ¿Cómo podríamos recordar un olvido si el mismo hecho de nombrarlo ya marca su presencia?

Por eso, quizá lo más justo sea llamar a las cosas por su nombre… ser conscientes y responsables de nuestros actos y sentimientos, admitir que sí existen errores, situaciones en las que nos sentimos vulnerables y que el hecho de que esto sea lo que haya para nosotros no lo veamos como un fracaso sino como un acto de valentía.

Porque no es fácil permitirse ver, desahogar y quitar del caparazón que todos en algún rincón llevamos nuestras limitaciones y -si tan sólo- comenzáramos a quitarle el dramatismo, el temor, la vergüenza y hasta el miedo a una equivocación podríamos hasta incluso en algún punto comenzar a rescatar los aspectos positivos de aquello que no está o que está en reemplazo de.

Es lo que hay para mí… PÉRDIDAS que no existen, porque las llevo cada día, en casa paso que doy y eso no me hace ni débil ni depresiva ni nada… me hace simplemente ser lo que soy… alguien que vive la vida buscando ENCONTRAR su lugar para no permitirse que ninguna pérdida la lleve a su propia pérdida ya que- por el contrario- un camino más ingenioso sería hacer exactamente lo opuesto para restablecer el equilibrio:
Comenzar a buscar en aquello que no tengo más qué es lo bueno que me quedó, lo que me resulta sano recordar y, sobre todo, saberlo ubicar en el lugar que crea que le corresponde como si fueran pequeños retazos que simbolizan huellas que con el paso del tiempo darán una enseñanza de crecimiento personal a la que un día le encontraré su valor para observarlo como una pieza más que ensamble con todo lo que vaya a venir… al menos para mí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://www.paris.chumaka.com para mi el dia de san valentin tiene poca importancia, sera que no estoy suficientemente enamorado o que se yo, pero mi padre anda enfermo y prefiero ocuparme de el.