domingo, 5 de octubre de 2008

Saber que no sé




Suena el último timbre del recreo, se cierra el ciclo lectivo. Mi cabeza no
puede comprender que haya terminado quinto año. Viaje de egresados,
amigos, profesores, cuaderno de comunicaciones, uniforme,
abanderado, escolta, travesuras, peleas, risas, llantos, amores, lápices
con puntas, lápices sin puntas, cuántas cosas a las cuales se les pone
también un fin.

Llega la entrega de diplomas, se divisan muchas lágrimas en el salón
que se reemplazan con interminables abrazos.

La historia sigue, vienen las vacaciones. Los que adeudan materias
estudian y se reprochan a sí mismos por qué no fueron aplicados en
clase, los otros van a bailar de aquí para allá.

Marzo, comienza la facultad... Nuestra cabeza empieza a extrañar
aquellas épocas en las que nos preparábamos una semana antes de
empezar el colegio comprando el uniforme, la nueva mochila, la super
cartuchera, la lapicera que al escribir tenía esa grandiosa luz que titilaba, etc.

Pero eso ya pasó, se acerca el CBC... y comienzan los miedos: ¿Cómo
será esta nueva experiencia?, ¿Cuál es mi vocación?, ¿Qué me gusta?,
¿Qué no me gusta?, ¿Cómo serán los profesores?, ¿Dará mi cerebro para
esto?

La única certeza que tenemos es justamente que no sabemos.

Comienza el CBC, las primeras clases, el nuevo ritmo de estudio y
nosotros comenzamos a digerir el cambio. Llegan los parciales y con ello
las noches sin dormir, el temor por reprobar y el cansancio, producto de
las clases cursadas.

A algunos les irá bien, a otros mal y estarán a los que le irá, cómo
decirlo, más o menos.

Pero más allá de una nota, nuestra duda es: ¿Es esto lo que realmente
me gusta?, ¿En qué me baso para confirmar esta hipótesis?, ¿Soy feliz?,
¿Estoy dando todo lo que puedo llegar a dar?...

Tantas preguntas que nos generan incertidumbre por miedo a fallar, al
cambio, al que dirán...

Entonces... ¿Dónde buscar las respuestas a estas preguntas?, ¿Qué pasa
si lo que estoy estudiando no me conforma y siento la necesidad de
cambiar de carrera?, ¿Seré un fracasado?

Lo más probable es que al principio se sienta una terrible decepción, en
primer lugar a uno mismo y por otro lado también a la familia, por sentir
que uno les falló.

Pero honestamente, y más allá de las etiquetas que nos inculca desde
jóvenes esta sociedad en la que es malo el que por hambre roba una
porción de pizza y es bueno aquél que mata a millones en una guerra,
¿Qué nos asegura el futuro?

En consecuencia el futuro es esto, apostar a lo que nos gusta. Saber
que no sabemos será el primer paso para intentar averiguarlo y de
esta manera marcar nuestro propio camino en el que encontraremos
pozos que al atravesarlos nos harán más fuertes

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