Hoy les voy a contar un pequeño cuento que ayer terminé de escribir.
Espero que les guste.
Había una vez dos amigos que se querían mucho.
Lucas y María se conocieron en otra ciudad, quizá en otro mundo…
María había emprendido un viaje con sus amigas mientras que Lucas trabajaba en uno de los lugares que ella iba a visitar.
Ni bien se vieron, ambos sintieron un gran afecto mutuo.
Cada día de las vacaciones de María, ella iba a saludar a Lucas –que a esa altura ya se había convertido en un amigo- y charlaban acerca de la vida.
Pero el viaje llegaba a su fin.
Su amigo fue a despedirla, intercambiaron correos electrónicos –para no perder el contacto- y se mantuvieron comunicados por esta vía durante un año entero.
El siguiente viaje de María tuvo como destino el mismo sitio: aquel que la llenaba por su hermoso paisaje y su gran amigo.
En ese momento, ella comenzaba a comprender que la distancia no existe en el mundo llamado “sentimientos”.
Abrazos, sonrisas y anécdotas fueron los protagonistas del reencuentro.
NADA HABÍA CAMBIADO. SOLO HABÍA PASADO EL TIEMPO.
Pero el tiempo es sabio y les demostró que los iba a unir aún más.
Por cuestiones de la vida, Lucas se tuvo que mudar muy cerca de la casa de María. Así, la relación se consolidó cada día más. Ahora no solo hablaban sino que también se veían en sus ratos libres.
PERO UN DÍA… TODO CAMBIÓ.
Aquel sentimiento de amistad se hizo más profundo y traspasó las barreras de lo que su significado connota: COMENZABA A SENTIRSE EN EL AIRE AQUELLA BRISA QUE ERIZA, QUE PUEDE CAMBIAR EL ESTADO DE CUALQUIER COSA: EL AMOR.
María sentía “cosquillitas en la panza” cada vez que veía a Lucas. El “Te quiero” de su “amigo” no sonaba como antes –o al menos no para ella-.
Lo necesitaba de otra forma. Quería abrazarlo con pasión, besarlo y estar con él para siempre.
Pero –nuevamente- el azar se interpuso en sus vidas. Cuando todo parecía tomar color, llegó la tormenta.
La distancia volvía a ser eco de esta historia, pero no por eso protagonista ya que tanto Lucas como María eran conscientes que algunas cosas no tienen límites.
Así, pese a la distancia, pese a días de silencio con el afán de callar sentimientos, el amor les demostró que no tiene medidas ni lógicas y que, por lo tanto, debían construirlo a su modo.
Nadie sabe que pasó ni que pasará con ellos, solo María y Lucas lo saben…
ES LO QUE HAY PARA MI… Historias sin explicación y que muchas veces no hay que buscárselas ya que la razón nunca podrá dominar al corazón.
Espero que les guste.
Había una vez dos amigos que se querían mucho.
Lucas y María se conocieron en otra ciudad, quizá en otro mundo…
María había emprendido un viaje con sus amigas mientras que Lucas trabajaba en uno de los lugares que ella iba a visitar.
Ni bien se vieron, ambos sintieron un gran afecto mutuo.
Cada día de las vacaciones de María, ella iba a saludar a Lucas –que a esa altura ya se había convertido en un amigo- y charlaban acerca de la vida.
Pero el viaje llegaba a su fin.
Su amigo fue a despedirla, intercambiaron correos electrónicos –para no perder el contacto- y se mantuvieron comunicados por esta vía durante un año entero.
El siguiente viaje de María tuvo como destino el mismo sitio: aquel que la llenaba por su hermoso paisaje y su gran amigo.
En ese momento, ella comenzaba a comprender que la distancia no existe en el mundo llamado “sentimientos”.
Abrazos, sonrisas y anécdotas fueron los protagonistas del reencuentro.
NADA HABÍA CAMBIADO. SOLO HABÍA PASADO EL TIEMPO.
Pero el tiempo es sabio y les demostró que los iba a unir aún más.
Por cuestiones de la vida, Lucas se tuvo que mudar muy cerca de la casa de María. Así, la relación se consolidó cada día más. Ahora no solo hablaban sino que también se veían en sus ratos libres.
PERO UN DÍA… TODO CAMBIÓ.
Aquel sentimiento de amistad se hizo más profundo y traspasó las barreras de lo que su significado connota: COMENZABA A SENTIRSE EN EL AIRE AQUELLA BRISA QUE ERIZA, QUE PUEDE CAMBIAR EL ESTADO DE CUALQUIER COSA: EL AMOR.
María sentía “cosquillitas en la panza” cada vez que veía a Lucas. El “Te quiero” de su “amigo” no sonaba como antes –o al menos no para ella-.
Lo necesitaba de otra forma. Quería abrazarlo con pasión, besarlo y estar con él para siempre.
Pero –nuevamente- el azar se interpuso en sus vidas. Cuando todo parecía tomar color, llegó la tormenta.
La distancia volvía a ser eco de esta historia, pero no por eso protagonista ya que tanto Lucas como María eran conscientes que algunas cosas no tienen límites.
Así, pese a la distancia, pese a días de silencio con el afán de callar sentimientos, el amor les demostró que no tiene medidas ni lógicas y que, por lo tanto, debían construirlo a su modo.
Nadie sabe que pasó ni que pasará con ellos, solo María y Lucas lo saben…
ES LO QUE HAY PARA MI… Historias sin explicación y que muchas veces no hay que buscárselas ya que la razón nunca podrá dominar al corazón.
Una historia escrita hace muy, muy poco y que promete continuar…
5 comentarios:
Me gusto lo que me he encontrado aquí. Buenas letras y buenos pensamientos. Saludos y volveré a pasar.
Suspiro...
el amor no entiende de razon, me gusto lo que escribiste, la forma en que cuentas la historia,
saludos conyta
Hola como va tanto tiempo???
MMMMMM ultimamente estoy leyendo cosas muy profundas que esta escribiendo y creo que se debe al cambio que esta teniendo, pero tambien creo y siento por lo que la conozco que le estan pasando cositas,jajajjaj.
Me refiero a sentimientos para con alguien,usted se lo merese!!!
Te quiero mucho, besos muak!!!!
considero que eres una puta
Todas las historias tienen fin, deberias contar por que la distancia, por que se muda ecrca de tu casa? que cosas ocurrieron, no me parece un buen drama.
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