Voy a cometer un delito, tal vez el más placentero de todos... VOY A DISFRUTAR

Sigo descomprimiendo .

Cómo se nota que es viernes y que ya no hay ganas de pensar, sólo de descansar.

Así que simplemente voy a relatar algo que todos los días me preguntan en Punta Alta y que cada vez respondo con más seguridad.

Hoy se cumplen dos semanas que vivo acá y puedo asegurar que no hubo un solo día en el que alguien no me preguntara si ya me había aburrido y quería volverme a capi.

Todas las veces sentí y, por lo tanto, respondí lo mismo: ¡No!


A mi entender, la city porteña esconde un mito que todos religiosamente quieren creer –y que yo misma creí- no se si por necesidad, por esperanza o porque realmente lo sienten:

QUE LA CIUDAD ESTÁ LLENA DE POSIBILIDADES, QUE ES EL MOTOR DE ESTE PAÍS.


Déjenme hoy decirles algo: ¡Qué equivocados que están! –y que estaba…-


Es verdad que la city te da muchas opciones –en todo sentido- pero también es real que a veces tanta información te termina saturando.


En la gran ciudad :

1) ¿Cuántas veces añoramos hacer algo y por falta de tiempo, cansancio y/o stress lo terminamos postergando?

2) ¿Con cuánta anticipación tenemos que organizar una reunión con nuestros amigos?

3) ¿Cuánto tiempo por día perdemos viajando de una punta de la ciudad a la otra rezando que no haya algún paro, marcha, piquete, tornado, humo ó lo que fuere?


Tengo muy en claro que solo Capital Federal te puede ofrecer variedad pero no confundamos cantidad con calidad –y esto es algo sumamente personal-.


Hoy en día, yo prefiero tener menos opciones pero, las que tengo, que me llenen, me hagan feliz.

Hacerlas con tiempo, dedicación, ganas y alegría.


Voy a ejemplificar un poco:

En un día, en Punta Alta puedo desayunar con mi vieja, estudiar inglés, almorzar en familia, laburar, tomar unos mates con algún conocido, hacer compras en el super, mirar una peli y escribir.


En un día, en la ciudad podía laburar, estudiar, comer –a las apuradas- y no contestar el teléfono a nadie porque llegaba estresada y no tenía ganas de hablar con absolutamente ningún ser vivo jeje.


Acá, puedo espontáneamente hacer millones de cosas –fuera del trabajo y estudio- que me hagan salir de la rutina que obviamente hay que tener por una razón de supervivencia –laburar hay que laburar y estudiar también-.


Desde que recuperé esta espontaneidad, el no sentir que hasta el ocio tiene que ser planificado, les puedo asegurar que me siento mejor que nunca.


Después de varias mochilas que cargué, hoy me doy cuenta de lo importante que es estar sano, de sentirse saludable, de tener ganas de empezar el día porque sabes que lo vas a disfrutar encontrándote con gente conocida por la calle, vas a compartir una comida con tu familia –con sobremesa y todo-, vas a salir a comprar algo y te van a tratar super bien y fundamentalmente porque no me voy a tener que poner los auriculares para no escuchar el ruido del tránsito.


Hoy elijo escuchar la tranquilidad que se hace presente en estas calles, voy a disfrutar del silencio, dormirme tranquila porque sé que mañana puedo darme el gusto de hacer con felicidad cada cosa y tener la paz interior de que no voy a sentir angustia porque tengo tiempo para hacer lo que quiero.


Esto es lo que en mi presente hay para mi: Paz, tranquilidad, calidad, calidez… SALUD.


Vivir saludablemente no tiene precio, todo lo demás… está de más jeje.